Los servicios sociales en la ONCE de cara al futuro (marzo de 1984)

«LOS SERVICIOS SOCIALES ENLA O.N.C.E. DE CARA AL FUTURO» (Madrid, I JORNADAS SOBRE “EL TRABAJO SOCIAL Y LOS SERVICIOS SOCIALES” 21-24 de Marzo de 1.984)

Antonio Vicente Mosquete Presidente del Consejo General dela ONCE

NOTA PREVIA:

*  Precisiones terminológicas.

*  Marco general de carácter oficial (Plan General de Actuación dela O.N.C.E.).

*  Esencialmente, propuesta personal.

I.- EL PAPEL DE LOS SERVICIOS PARA CIEGOS ENLA ACTIVIDAD DELA O.N.C.E.:

  1. –    El origen.
  2. –   La historia.
  3. –    El momento actual.
  4. – VALORACION DE LO REALIZADO PORLA O.N.C.E. EN ESTE AREA:
  5. –    Descripción sintética.
  6. –    Valoración comparativa:

a)  con otros minusválidos.

b)   con los deficientes visuales de otros países.

  1. –  CARACTERISTICAS Y RASGOS DELA ACTUACION DELA ONCE, COMO AGENCIA PRESTADORA DE SERVICIOS PARA DEFICIENTES VISUALES:

1.- Carácter sustitutorio del Estado:

a)  carácter público.

b)  adecuación a los principios de la política del Estado en materia de minusválidos.

c)  garantía y homogeneidad en las prestaciones de los servicios.

2.- Autonomía funcional y participación de los afectados.

IV.- PRINCIPIOS DE UNA POLITICA RENOVADORA EN EL AREA DE LOS SERVICIOS DE ATENCION A DEFICIENTES VISUALES:

  1. – Inserción de la política de servicios en el conjunto de la actividad asociativa y empresarial dela O.N.C.E.:

a)  garantía de una aplicación porcentual de recursos.

b)  reivindicación permanente de la cobertura de áreas no atendidas.

  1. – Asunción racional de los principios de la normalización como método y la integración como objetivo, dentro de la especificidad de los servicios y la masa crítica a que éstos se dirigen y por encima de las modas y los planteamientos tópicos.
  2. – Vinculación creciente con las distintas instituciones de las Administraciones Públicas y entidades privadas intere­sadas:

a)  Coherencia con el carácter público de las responsabili­dades en la atención a los deficientes visuales.

b)  garantía de una relación dinámica con el conjunto de los servicios existentes en el país.

c) carácter secundario del nivel de las aportaciones económicas que conlleve la concertación y utilización preferente de fórmulas concertadas para la cobertura de servicios deficitarios o la aplicación de programas experimentales.

V.- PRINCIPIOS DE UNA POLITICA DELA O.N.C.E. EN MATERIA DE SERVICIOS PARA DEFICIENTES VISUALES:

Además de aplicar los que se recogen en apartados anteriores y en el orden operativo, habrían de ajustarse a los siguientes:

– Tratamiento globalizado e integrado de los distintos aspectos que supone la atención a los deficientes visuales, de acuerdo con los grados, las edades y las demandas reales.

– Ubicación de los elementos necesarios para la prestación de los servicios en el lugar más próximo a aquel en el que han de satisfacerse las necesidades, máxima descentralización, compatible con la eficacia y la especialización imprescin­dibles.

– Detección e incorporación de los afiliados no ligados por relación laboral ala O.N.C.E., «sin actividad», extensión a los mismos de los servicios actualmente disponibles y diseño y aplicación de nuevos programas que cubran sus necesidades.

VI.- ESTRUCTURA ORGANIZATIVA:

Principios:

a)  Unificación.

b)   Tecnificación racional.

c)   Descentralización.

  1. – Estructura Central:

a)   Educación y formación profesional.

b)   Rehabilitación de adultos.

c)   Promoción profesional y empleo.

d)  Atención ala Tercera Edad.

e)   Servicios comunes:

–  acción concertada

–   investigación

–  documentación

servicios culturales y promoción de actividades de ocio

–  tiflotecnología

  1. – Estructura Territorial.- Dotación Básica:

a) Responsable del Area del Servicio de Atención a Deficientes Visuales en cada Delegación Territorial Autonómica.- Funciones:

–  planificación y coordinación de todos los servicios de atención a deficientes visuales en cada Delegación Territorial Autonómica.

–   canalización de los servicios centralizados hacia los deficientes visuales de la zona (servicios culturales, documentación, tiflotecnología, investigación, etc.).

–    asunción directa, en colaboración con el Asistente Social, de las funciones en este área no desempeñadas por profesionales específicos o equipos de profesiona­les, en particular promoción profesional y empleo, fórmulas de acción concertada, promoción de actividades de ocio y tiempo libre.

b)   Asistente Social: actuará como elemento complementario de la labor del Responsable del Area de Servicios de Atención a Deficientes Visuales en cada Delegación Territorial Autonómica, así como el cumplimiento de las funciones habituales dentro de los equipos de atención educativa y de rehabilitación de adultos.

c)   Equipos de Atención Educativa: bajo la coordinación técnica de los Colegios dela O.N.C.E., que actuarán como Centros de recursos de investigación pedagógica, creación del material y actividades comunes, los equipos de atención educativa incluirán, por parte dela O.N.C.E.:

un profesor de educación especial de deficientes visuales.

–  un Asistente Social.

Igualmente, en aquellas zonas donde ello sea posi­ble, se incluirá un Instructor de Movilidad para niños y un especialista en material educativo para ciegos, todo ello sin perjuicio de las fórmulas concertadas que se convengan con otras instituciones públicas o privadas de cada demarcación territorial.

d)  Equipo de rehabilitación de adultos: comprenderá, al menos:

–  un psicólogo.

–   un terapeuta ocupacional que sea, al mismo tiempo, Instructor de Movilidad de ciegos adultos; al mismo se incorporará el profesor de educación especial de deficientes visuales y el Asistente Social, en la medida que su concurso resulte preciso.

Estos equipos existirán, al menos, en siete Dele­gaciones Territoriales y procurarán atender las necesi­dades que en su ámbito presenten los afiliados de las zonas en las que no existen equipos de rehabilitación de ciegos adultos. Esta atención ambulatoria lo será sin perjuicio de la atención intensiva en el Centro de Rehabilitación de Ciegos Adultos de Sabadell y, en todo caso, complementará la atención prestada a los alumnos que acudan a dicho Centro.

VI.- PROGRAMAS PRIORITARIOS EN EL AREA DE LOS SERVICIOS PARA DEFICIENTES VISUALES QUE PRESTALA O.N.C.E.:

  1. –      Creación de un Comité Interinstitucional para la prevención de la ceguera, cuyos objetivos sean la eliminación de la deficiencia visual curable, la prevención de la ceguera evitable y la higiene ocular de todos los ciudadanos, preferentemente cumplidos a través de la red sanitaria general.
  2. –      Educación:

a)  Modernización de los Colegios:

reconversión de los mismos en centros educativos abiertos y núcleos para la elaboración de pautas técni­cas y pedagógicas especializadas, centro de recursos, etc.

– coeducación en todos los Colegios dela O.N.C.E.

b)  Puesta a punto, por mecanismos concertados, de una estructura de atención a los deficientes visuales en edad preescolar.

c)   Puesta a punto de una estructura de apoyo y recursos materiales y humanos suficientes, para la incorporación, con garantías, de deficientes visuales a centros ordinarios.

d)   Diseño y aplicación de programas para la atención especializada a amblíopes y plurideficientes.

e)   Creación de una estructura de programas de formación profesional adecuada a la actual coyuntura del mercado de trabajo, que permita el aprovechamiento de las posibilidades de integración laboral del deficiente visual.

3.- Promoción profesional y empleo:

a)   Consolidación y ampliación cuantitativa de las opciones de integración profesional de deficientes visuales en la fisioterapia y en la telefonía.

b)   Apertura y consolidación de los afinadores-reparadores de pianos y programadores de ordenadores.

c)   Preparación de los mecanismos adecuados para la incorpo­ración profesional y aprovechamiento máximo del residuo visual de los afiliados con resto visual alto.

d)   Puesta en marcha de mecanismos formativos y de apoyo financiero y técnico para la apertura de nuevos caminos profesionales para el Secretariado y Profesores en centros públicos de nivel medio.

e)   Reivindicación de una norma que asegure la posibilidad de competencia de los deficientes visuales en pruebas de acceso a los Cuerpos de los distintos Organismos de las Administraciones Públicas, en pie de igualdad con el resto de los ciudadanos, y establezca cupos de reserva preferencial para los deficientes visuales en determina­das actividades profesionales en el Sector Público.

  1. – Rehabilitación de ciegos adultos:

a)  Puesta a punto de una estructura de atención, en régimen ambulatorio, de los ciegos adultos recientes en determi­nadas Delegaciones Territoriales Autonómicas, tendiendo a la cobertura completa de todas las Delegaciones.

b)   Planteamiento de los mecanismos necesarios para intentar la reconversión profesional y la readaptación al puesto de trabajo ejercido con anterioridad al momento en que se contrajo la deficiencia visual.

  1. – Atención a los deficientes visuales dela Tercera Edad:

a)  Puesta en marcha de experiencias de microresidencias para deficientes visuales pertenecientes ala Tercera Edad.

b)  Apoyo a la creación y actividades de los Clubs dela Tercera Edad.

c)  Apoyo para la inserción de afiliados pertenecientes ala Tercera Edaden residencias ordinarias.     ~

  1. – Aspectos comunes:

a)  Puesta en marcha de un servicio de documentación que permita la recogida y diseminación de la información relativa a servicios para deficientes visuales en otros países.

b)  Aplicación de programas de investigación sobre tiflotecnología u otras cuestiones relativas a la atención de las diferentes problemáticas existenciales de los deficientes visuales.

c)  Ampliación de los mecanismos de creación, recogida y distribución de instrumentos técnicos que faciliten el desenvolvimiento profesional y en la vida diaria de los deficientes visuales.

d)  Establecimiento de mecanismos de acción concertada con otros Organismos de las Administraciones Públicas, para la cobertura de necesidades no atendidas en el área de los servicios para deficientes visuales y para la puesta en marcha de experiencias o programas piloto.

e)  Renovación tecnológica, replanteamiento y extensión de los servicios culturales y establecimiento de un marco que promueva y fomente la actividad cultural y profesio­nal de los deficientes visuales afiliados, tanto a nivel individual como colectivo.

VII.- CONCLUSIONES FINALES:

Mediante la puesta a punto de una nueva estructura organizativa tecnificada, el diseño de una política global de servicios de atención a deficientes visuales, la concertación de la ampliación de los mismos con otros Organismos de las Administraciones Públicas, en última instancia, perseguimos:

  1. – Aislar y garantizar el ámbito de la prestación de servicios a deficientes visuales de la actividad empresarial de administración de nuestro Cupón Pro-Ciegos, de la actividad reivindicativa en defensa de los intereses de los deficien­tes visuales y dela Entidad, de la gestión de los problemas inherentes a la plantilla del personal dela O.N.C.E.
  2. – Definir con precisión las necesidades de todos los afiliados y de sus diferentes problemáticas existenciales, incluidos los actualmente llamados «afiliados sin acti­vidad», y elaborar programas que respondan a dichas necesidades, bien con medios propios, bien con medios concertados con otras Instituciones de las Administraciones Públicas.

3.- Poner a punto una oferta de servicios para deficientes visuales globalizada, coherente con los criterios asistenciales vigentes en nuestro país, que haga dela O.N.C.E. un instrumento para la emancipación y la plena integración de los deficientes visuales en la sociedad.

Madrid, Marzo de 1.984

«SERVICIOS SOCIALES PARA DEFICIENTES VISUALES» DE CARA AL FUTURO EN LA O.N.C.E.

Teniendo en cuenta el Programa de las Jornadas, me sitúo ante la necesidad de realizar una prospectiva y, al mismo tiempo, considerando el objetivo divulgativo que se pretende, he de hacerlo en los términos más directos y coloquiales que me sea posible.

Como en cualquier intervención al uso, empezaré haciendo unas cuantas precisiones previas:

1ª.- «Servicios Sociales» es un término totalmente controvertido que, en sentido restringido se suele aplicar a los servicios de orientación, información y promoción comunitaria o predicarse de aquellos, muy especia­lizados, que no se pueden prestar de manera normalizada en los Organos y/o Centros que se utilizan por los ciudadanos. En un sentido amplio, los Servicios Sociales pueden ser todos aquellos que se relacionan con el bienestar social o con el equipamiento social: desde la educación a la vivienda, incluso el ocio. Ni que decir tiene que cuando hablamos de Servicios Sociales de la O.N.C.E. utilizamos la expresión «Servicios Sociales» en su acepción más amplia. Precisamente por eso, para obviar esa dificultad terminoló­gica, suelo referirme a «Servicios para afiliados» o «Servicios para deficientes visuales» eliminando el adjetivo «sociales» que puede inducir a una mayor restricción ya qué~, lo que la O.N.C.E. ha realizado a lo largo de su historia ha tenido como ámbito la educación, la formación profesional, la rehabilitación … en fin, aspectos que, en sentido estricto, no puede encuadrarse dentro de la rúbrica de «Servicios Sociales».

2ª.- Cuando utilizo el término «deficientes visuales» -ya se que en ésto hay sus discrepancias y sus diferencias- me refiero a todas las personas que tienen una deficiencia visual en el grado total o parcial; es decir, para mi, un ciego es un deficiente visual. No se entienda pues ese término en el sentido de «amblíopes» o «afiliados con residuo visual alto».

3ª.- El marco general de la exposición que voy a realizar tiene carácter oficial en e.l sentido de que se inscribe en las líneas del Plan General de Actuación que fue aprobado por el Consejo General a propuesta de la Delegación General en Septiembre de 1.983. No obstante, dentro de esa línea, me permito hacer una propuesta de carácter más personal, discutible, por supuesto, menos elaborada, menos definitiva y que tiene el valor de quedar lanzada al debate pero que, evidentemente, carece de carácter oficial.

Hechas estas aclaraciones el esquema que voy a seguir en la exposición es hablar en primer lugar del papel de los deficientes visuales en la actividad de la O.N.C.E.: lo que representan, han representado y/o deben representar. En segundo lugar me referiré a una valoración de lo realizado en este terreno por la O.N.C.E., una relación global, sintética y apresurada. En tercer lugar haré mención a las características de la actuación de la O.N.C.E. como agencia prestadora de servicios para defi­cientes visuales dentro de una de las facetas que yo entiendo consustancial con la Entidad. En cuarto lugar, hablaré de los principios de una política renovadora o lo que es lo mismo cuáles serían las líneas o criterios fundamentales que podrían inspirar una política renovadora en el área de los servicios de atención a deficientes visuales por parte de la O.N.C.E.

En un momento ulterior trataré de los aspec­tos de contenido y de carácter organizativo -y ésto si que es más una propuesta que habría que aplicar poco a poco- para que la prestación de los servicios a los deficientes visuales en la O.N.C.E. fuera una realidad con base técnica y dar una sistemática lógica en una Institución de la importancia de la O.N.C.E. Por último, antes de pasar a las conclusiones, haré mención de algunas prioridades que a mi juicio habría de asumir una política coherente de servicios a los deficientes visuales por parte de la Organización Nacional de Ciegos Españoles.

I.- EL PAPEL DE LOS SERVICIOS PARA CIEGOS EN LA ACTIVIDAD DE LA O.N.C.E.

En estos días pasados, en una visita a Sevilla con motivo de la celebración del Cincuentenario de la creación del Cupón por parte de la Sociedad Hispalense, el embrión del Cupón Pro-Ciegos, tuve ocasión de releer, juntamente con el Delegado Territorial de Sevilla algunas actas de esta asociación pionera, correspondientes al momento en que se discutió, se concibió y se puso en marcha el Cupón en Sevilla. Creo que es ilustrativo y viene a cuento recordar ahora que, según esas actas aquella Asociación Provincial tenía su Biblioteca Circulante, tenía sus propios servicios de promoción cultural, celebraba unas asambleas muy típicas de los primeros momentos de asociaciones en las que los miembros poetas recitaban sus versos y cada asociado mostraba sus habilidades personales. Un repaso de esas actas nos muestra que, precisamente de la confronta­ción de sus inquietudes culturales con las dificultades y falta de equipamiento surgió la fuerza que les llevó a configurar, a concebir una fórmula, un instrumento económico como el Cupón. Digo ésto porque, a mi juicio, desde el origen, los servicios precedieron al Cupón. Los avatares de la historia de la O.N.C.E. nos oscurecen, nos desdibujan ese origen, pero creo que conviene recordarlo.

A partir del año 1.938, en que se crea la O.N.C.E. como Entidad única y con unas peculiaridades lógicamente conectadas con el régimen que la configura, se mezclan planos: se mezcla el plano del Cupón que era un instrumento de financiación y un instrumento también de ocupación e independencia económica de los ciegos con el plano de la prestación de servicios que en principio precedió al Cupón. Poco a poco se va superponiendo lo que es una preocupación de una Institución compleja, con un cúmulo de problemas de carácter laboral, de personal, etc., en fin, lo que es la estructura interna que se fue desarrollando para servir a estos fines. Convive con estos tres aspectos, a mi modo de ver, el elemento subyacente, que es la asociación de los ciegos para defender sus intereses, un principio de solidaridad y ayuda mutua que no se ha perdido pero que en algunos momentos ha pasado también por un relativo olvido. A lo largo de la historia estos problemas han venido conviviendo, predominando más uno, en un momento más otro, pero evidentemente cada vez más destacándose el Cupón como urgencia inicial o como instrumento de financia­ción que permitía la autonomía de la O.N.C.E. Paralelamente, a mi juicio, la complejidad de la O.N.C.E. también se fue acentuando y desde luego se fueron perdiendo los elementos más propiamente asociativos presentes en la iniciación de la O.N.C.E., dado el contexto no democrático en que se desenvolvió la mayor parte de la vida de la Entidad, contexto que lógicamente no favorecía su desarrollo.

En el terreno de los servicios creo que ha sido muy importante lo realizado por la O.N.C.E., al menos en cuanto al volumen; después hablaremos de una valoración global, pero desde luego esta receta no fue en todo momento y para todos el elemento fundamental.

En el momento actual, creo que en una O.N.C.E. ya democrática por virtud de las elecciones, una O.N.C.E. en la que la democracia no fue sólo una manera de sustituir a las personas sino que fue primero un modo de adaptarse a la estructura del país en lo político, pero sobre todo un camino para desbloquear los planteamientos, un medio para la ruptura de actitudes preexistentes en relación con los servicios y para despertar el papel reivindicativo de la O.N.C.E. que en los últimos años habían quedado claramente devaluados.

El papel actual de los servicios para defi­cientes visuales dentro de la O.N.C.E. debe ser, porque lo ha sido históricamente y en su origen, un elemento fundamental, pero incluso diría yo, potenciado y regulari­zado por una organización democrática que ha entendido la democracia como una forma de replantear la política asistencial de la Entidad.

II.- LA VALORACION DE LO REALIZADO POR LA O.N.C.E.

Nosotros creemos que para España, para la situación española, con un estado económicamente endeble que dedica a equipamientos sociales una cantidad mínima en relación con la que se destina en otros países de nuestra área, que ofrece a los grupos de marginados y minusválidos un nivel de prestaciones y de equiparación de oportunidades con el resto de los ciudadanos francamente deficitario, para este país, el Cupón, y la O.N.C.E. en su conjunto, tienen una virtualidad todavía.

Partiendo de que hemos conseguido un nivel de ocupación para los ciegos mucho más alto que en otros países y que hemos evitado amplias franjas de pensionados ciegos y que eso ha supuesto una independencia económica que sirve para la integración o que es un paso para la misma, creo que está justificado el juicio global positivo.

Nuestra actitud permanentemente crítica nos exige inmediatamente matizar este juicio global positivo: lo que se ha hecho en España en materia de inserción laboral de los ciegos en el mercado ordinario, de rehabilitación de ciegos adultos, de integración y de prevención, creo que es claramente insuficiente. Concretamente, en el terreno de la integración laboral en el mercado libre de trabajo, las cifras españolas son francamente deficitarias.

Si miramos hacia el futuro -y ese es al fin y a la postre el único horizonte irrenunciable- contamos hoy con una posición institucional fuerte, unitaria, consis­tente, que nos permitirá, a partir de ahora, plantearnos las cosas con más amplios horizontes y mayores perspectivas.

Si llevamos el análisis a la comparación de la situación de los ciegos con otros grupos de minusválidos, es evidente que los niveles educativos, de rentas, de actividad y relación familiar, de inserción en el medio comunitario, etc., de lo ciegos, es claramente superior a la mayoría de los minusválidos, pero con el debe de que probablemente nuestra fórmula institucional en alguna manera nos ha reunido demasiado a todos, nos ha concentrado y nos ha, no sé si limitado, al menos ha condicionado nuestra modalidad de acceso y de integración a la sociedad; me gustaría dejar claro que no debemos aceptar como plantea­miento el que se nos compare con otros minusválidos, ni siquiera con los ciegos de otros paises, aunque a efectos exclusivamente analíticos, yo lo haya hecho hace un momento, el único punto de referencia aceptable no sólo para los ciegos españoles, sino para cualquier minusválido, no es otro que el que suponen el resto de los ciudadanos, y su objetivo irrenunciable ha de ser la plena equiparación en las oportunidades y posibilidades de desarrollo personal y social que los mismos disfrutan. No parece ser ésta con rigor una exigencia extraordinaria ni desmesurada, se trata más bien de una exigencia elemental.

Resultaría paradójico, irónico y hasta sarcástico, que el análisis comparativo se realizara aislando en el laboratorio el sector marginado de la población para llegar a la conclusión de que dentro de ese «submundo», los ciegos se constituyen como un grupo privilegiado. Si se desea realizar una comparación equitativa es necesario tomar a la sociedad española, a los ciudadanos españoles y se comprobará inmediatamente que los ciegos españoles están todavía discriminados en muchas parcelas: que no se nos respeta todavía suficientemente en el terreno laboral y se nos exigen niveles de rendimiento muy superiores a los considerados normales, que el desarrollo de una vida personal, familiar y comunitaria «media» nos exige un plus de esfuerzo y de gastos, que no renunciar a una «vida normal» representa para nosotros la aceptación de un riesgo y un coste adicionales. No creo que nadie pueda atreverse con un mínimo de objetividad a calificar globalmente de privilegiada la situación de los ciegos españoles; ojalá podamos decir que un día esa afirmación tiene algún viso de realidad.

III.- CARACTERISTICAS Y RASGOS DE LA ACTUACION DE LA O.N.C.E., COMO AGENCIA PRESTADORA DE SERVICIOS A LOS DEFICIENTES VISUALES.-

Mencionaré aquí dos características muy genéricas que ni siquiera se refieren a lo que debe ser el futuro, sino a lo que yo entiendo deben ser en todo momento los rasgos o las coordenadas en que se mueva la política de servicios para deficientes visuales por parte de la O.N.C.E.

1. – El carácter sustitutorio del Estado.-

Ante un nuevo carácter público de los servi­cios para ciegos que la O.N.C.E. gestiona, es ya una vieja polémica la cuestión de si esta actividad constituye un suplemento de la actuación del Estado o si por el contrario, teniendo en cuenta la, hasta la fecha escasa participación del Estado en servicios para ciegos, puede considerarse que es éste el que ejerce esa función suplementaria.

A mi juicio, como en casi todas las polémicas que nos planteamos con frecuencia en términos dicotómicos o aporéticos, la cuestión carece en el fondo de interés y poco puede añadir a la realidad una decisión al respecto. Es cierto que mientras el Estado no garantiza estas prestacio­nes y servicios, la O.N.C.E., asume por sustitución, este papel. Si suplementa la O.N.C.E., o suplementa el Estado, eso dependerá en cada momento del volumen de servicios especializados que cada una de las dos partes asuma directamente y ello sin detrimento del carácter público de estos servicios que, ese sí, es un rasgo esencial e indiscutible.

El Estado tiene su responsabilidad y la ejerce directamente o favoreciendo la actuación de insti­tuciones como la nuestra sin fin de lucro, mediante subvenciones o mediante estructuras financieras de distinto signo, este carácter público nos obliga a enmarcar nuestra labor como Entidad prestadora de servicios dentro de unos criterios establecidos con carácter general en el área de la atención pública a minusválidos y la función social del Estado. Esos criterios en un sistema democrático los establecen por via de Ley, las Cortes, y por via reglamenta­ria, el Gobierno Central o los Gobiernos Autónomos, según las competencias que tengan atribuidas. Este y no otro debe ser el sentido y las intenciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en relación con la O.N.C.E., de insertar la política de la Entidad y la propia atención a los ciegos en el marco de la Ley de Integración Social de Minusválidos. Este y no otro es el objetivo de la O.N.C.E. democrática de replantear adaptando las líneas de los servicios prestados en el pasado y adecuar los servicios.

El hecho también de que sean públicos o de que sea sustitutorio nuestro sistema de servicios para ciegos ha de implicar alguna manera de garantía del Estado y de homogeneidad. No basta con que el Estado delegue la gestión en la Organización; de alguna forma el Estado tiene que estar por detrás respaldando esa gestión y garantizando que, en el supuesto de que no se cumplan los objetivos marcados o no se puedan cubrir plenamente las necesidades de este Colectivo, la Administración Pública como responsable último de esas prestaciones aseguraría su permanencia. Este tipo de garantía y de respaldo presupuestario ha sido siempre reivindicado por la Organización en los últimos tiempos, no parece fácil que se refleje en un texto legal o reglamentario y sin embargo como compromiso político es inexcusable. Estos no son unos servicios que hoy puedan estar, que hoy puedan prestarse y mañana no, ya que responden que responden a estrategias de apoyo a la integración de un grupo de minusválidos y por lo tanto constituyen un objetivo público que no puede depender de la dinámica interna y avatares de una asociación por muy fuerte y consistente que esta sea.

Por último, el carácter público de las prestaciones obliga a una garantía de homogeneidad entre todas las zonas geográficas y todos los grupos con necesidades específicas. Es preciso corregir los actos de desequilibrio en la atención a los afiliados trabajadores respecto de aquellos que pertenecen a la Tercera Edad, que tienen menos de 6 años, que conservan un resto alto de visión… en otras palabras -y ese es un gran reto para la transformación radical de la O.N.C.E. en el próximo futuro- es necesario que la política de servicios no se desarrolle en beneficio prioritario de los afiliados trabajadores, no se haga desde los intereses sindicales, ni siquiera desde los intereses electorales.

2.- La autonomía funcional y la participación de los afectados.-

Dentro de este carácter sustitutorio el rasgo más específico de nuestros servicios para ciegos es que se gestionan mediante una Institución con autonomía funcional y ésto a nuestro entender es algo positivo, porque creemos que de esa manera combatimos el funcionarialismo, la burocrati- zación que constituyen un elemento muy negativo en los Servicios Sociales.

Los Servicios Sociales necesitan agilidad, algo de vocación y una mínima capacidad reivindicativa que no se dan hoy por hoy en la estructura burocrática convencional pública, ese carácter de autonomía funcional y participación de los afectados se da en la O.N.C.E., y a mi juicio, debemos reivindicarlo como algo positivo y reforzar­lo, evitando eso sí el peligro del corporativismo que si bien nunca es deseable, en el caso de grupos marginados y en una primera etapa de consolidación asociativa resulta casi fatal como reacción ante un medio hostil y un sistema económico competitivo que sólo puede ser enfrentado con éxito -insisto, en los primeros momentos-, desde una posición unitaria y fuerte de los propios colectivos marginados.

IV.- PRINCIPIOS DE UNA POLITICA RENOVADORA EN EL AREA DE LOS SERVICIOS DE ATENCION A DEFICIENTES VISUALES.-

Serían éstos, a mi juicio y retomando algunos de los comentarios anteriores, los siguientes:

1. – Inserción de la política de la O.N.C.E. dentro del conjunto de la actuación pública en materia de minusválidos ~

Ello habría de comportar necesariamente una reubicación de la prestación de servicios dentro de los tres aspectos que confluyen en la O.N.C.E.: asociación de afectados, empresa comercial que lucha en el Mercado del Juego y agencia prestadora de servicios. En ocasiones se han planteado conflictos entre el aspecto empresarial -el de la venta del Cupón- y el de los servicios, o contradicciones entre el nivel asociativo y el plano de la prestación de servicios. Hoy por hoy las contradicciones son muchas pero todavía no son suficientemente agudas para que se produzca una escisión que a mi juicio, en estos momentos, sería altamente negativa. Ahora bien, es preciso hacer un esfuerzo serio para clarificar el puesto fundamental de los servicios para ciegos y saber que esa es la finalidad última fundamental y que lo demás es un instrumento. En la medida en que seamos capaces de afianzar ese carácter prioritario, no sólo en términos de la política de la Entidad, sino en su realidad diaria e incluso en la escala de valores de sus miembros, esas contradicciones deben atenuarse. No hay que olvidar que el Cupón Pro-Ciegos se autoriza por parte del Estado en las condiciones actuales -sin tasa fiscal sobre el Juego- precisamente porque y para que la O.N.C.E. cumpla y gestione esa parcela de la prestación de servicios para ciegos y si no se cumple ese imperativo, perderá virtualidad la situación actual del Cupón. El Cupón en su versión actual y la faceta de prestación de servicios a los ciegos son dos realidades íntimamente ligadas que se justifican y se posibilitan mutuamente. Entender ésto con claridad, llegar al convencimiento por parte de los vendedores, de los trabajadores y de los afiliados en general, de la utilidad que se deriva para todos de la existencia de la O.N.C.E., evitaría tensiones innecesarias y aseguraría definitivamente la actual fórmula institucional.

Por el contrario, si no somos conscientes y no frenamos las lógicas ansias de que se distribuyan los beneficios de la venta del Cupón entre los trabajadores, en detrimento de la adecuada cobertura de los servicios para ciegos, las dificultades pueden aumentar seriamente. Si así fuera y antes de que se produjera una ruptura negativa y regresiva para todos, entre una asociación de vendedores y una Entidad prestadora de servicios para ciegos habría de pensarse en una reserva porcentual de los ingresos derivados de la venta del Cupón para los servicios de atención a ciegos, reserva obligatoria y establecida con rango legal suficiente. Empero sería mucho más deseable que este efecto se consiguiera mediante una profundización en los objetivos últimos de la O.N.C.E. y contara con el convencimiento y el apoyo de todos, antes que hubiera que establecerlo de forma coercitiva como última solución para asegurar el engarce del plano comercial y el plano asistencial que coexisten en la realidad de la O.N.C.E.

Otro posible lugar de contradicción o en­cuentro entre los planos mencionados lo constituye la necesidad de reivindicar ante el Estado la cobertura de áreas de servicios no atendidas en relación con nuestro Coletivo. En el pasado, con frecuencia se evitaba formular este tipo de peticiones a la Administración por miedo a que se adujera por parte de ésta la situación de privilegio de los ciegos españoles en relación con los demás minusválidos. Creo que es ésta una actitud a desechar en el futuro. Por más que lo intento no logro sentirme a mí mismo como un ciudadano privilegiado cuando tengo la necesidad de hacer gastos suplementarios para vivir como una persona que tenga un mínimo de acceso a la cultura o que se pueda mover, o que tenga una serie de facilidades de relación familiar o personal, y creo que los demás tampoco.

2.- Asunción racional de los principios de la normalización como «método y la integración como objetivo.-

Pienso que ha habido muchos tópicos cuando se ha tratado de la problemática de la atención de minusváli­dos en España, y que desde distintas instancias muchas veces sin demasiada información se han manejado clichés trivializadores y poco rigurosos.

Una asociación de afectados como la nuestra debe aceptar sin ningún género de reservas los principios de la normalización y pedir que todo lo que se nos pueda dar a través de los servicios normalizados no sea pretexto para el establecimiento de Centros segregados, si en un Centro de Información sobre recursos sociales se puede informar a la persona ciega sobre la manera de conseguir una determinada ayuda técnica y ese Centro de Información puede estar ubi­cado en el Ayuntamiento, mejor que mejor, pero si por razones de la especialización de la materia, de eficacia, de rentabilidad y de calidad del servicio, la producción de material bibliográfico en Braille o sonoro, la investigación tiflológica u otros aspectos de la atención a deficientes visuales debe generarse en niveles territoriales más amplios, que no se niegue esta posibilidad en nombre de apriorismos teóricos o simplificadores. En otras palabras: no puede ser la normalización una disculpa o un pretexto para reducir servicios o perder eficacia en la prestación de los mismos.

Algo parecido sucede respecto de la inte­gración. Nadie con más ahínco y más urgencia puede buscarla que los propios afectados por la marginación, ni siquiera los profesionales, por mucha erudición que puedan aducir. Queremos la integración, pero no queremos la integración a costa de la felicidad de las personas, a costa de perder la identidad o nuestro derecho a la diferencia; así en la educación no queremos la integración sin recursos. Por tanto, sinceridad en la aplicación de los principios de la normalización en la prestación de servicios y de integración como objetivo, pero, al mismo tiempo, planteamientos claros de lo que son las posiciones específicas y las lecturas que hacemos como asociación de afectados.

3. – Vinculación creciente con las distintas Instituciones de las Administraciones Públicas y Entidades Privadas.-

Creo que ya pasó el tiempo en que pensábamos quela O.N.C.E. podía hacerlo todo y si no lo hacíamos todo, nadie lo haría; aun sin quererlola O.N.C.E., se han iniciado cosas fuera de ella y hay que tenerlas en cuenta y saludarlas con simpatía. Evidentemente hoy, tal como está la estructura del país, nos tenemos que comprometer a que exista coherencia con el carácter público de las responsabilidades en la atención a deficientes visuales y atribuir a esos otros Organismos la responsabili­dad. Si inician servicios, bienvenidos sean.

Es bueno que haya una relación dinámica con el conjunto de los servicios existentes en el país por dos razones: primero porque así se coordinarán los recursos que siempre serán escasos, y en segundo lugar porque muchas iniciativas parten de fuera de la O.N.C.E. y a veces están sesgadas por planteamientos tópicos. Si la O.N.C.E. está presente puede ayudar a modular a traer a la tierra esos planteamientos. Creo que en el caso de convenio de educación en Madrid está ocurriendo, y personas que en otros momentos manejaban con total alegría, y bastante a la ligera, términos como «integración» u otros similares, hoy se pronuncian en este terreno con tanta prudencia como puedan hacerlo muchas personas que desarrollan su actividad en Colegios Residenciales de la O.N.C.E.

Lo único que está claro es el objetivo; en el tema de la aportación económica, que ya se tocó en este tipo de colaboración interinstitucional, no nos podemos escanda­lizar si, al principio, la O.N.C.E. está dando más dinero tal y como está hoy el país. En esta línea hay que acentuar la conexión entre los Servicios de la O.N.C.E. y los de otras Instituciones. La O.N.C.E. hoy dispone de un potencial económico superior y probablemente va a aportar recursos económicos en este tipo de programas de colaboración. Como contrapartida de este mayor esfuerzo, cabe esperar el logro de dos importantes objetivos: en primer lugar, estar vinculados a otra Instituciones tiene un valor político indudable de inserción de la O.N.C.E. y de defensa al estar arraigada en la estructura pública; y en segundo lugar, y por otra parte, esos planteamientos -trivializadores a veces- podemos contrarrestarlos y eso beneficiaría a los ciegos en definitiva.

V.- PRINCIPIOS DE UNA POLITICA DE LA O.N.C.E. EN MATERIA DE SERVICIOS PARA DEFICIENTES VISUALES.

Además de lo dicho hasta aquí, creo que es preciso:

1.- Un tratamiento globalizado e integrado de los distintos aspectos que supone la atención a los deficientes visuales, de acuerdo con los grados, las edades y las demandas reales. Con mucha frecuencia vemos que lo que se hace en el área laboral no está secundado, o preparado en el área educativa; que lo que se hace en el área educativa no viene preparado por lo que se hace en el plano de la detección. Creo que es imprescindible, en la estructura a la que vayamos, globalizar e integrar los servicios para ciegos que preste la O.N.C.E.

2.- Ubicación de los elementos necesarios para la prestación de los servicios en el lugar más próximo a aquél en el que se han de satisfacer las necesidades, máxima descentralización, compatible con la eficacia y la especialización imprescindibles; es verdad que lo que se puede hacer en una Delegación Local no hay que hacerlo en una Territorial, y lo que se puede hacer en una Territorial no hay que hacerlo a nivel estatal, pero lo que sea necesario hacer a nivel estatal no vamos a hacerlo a nivel local por imperativos teóricos.

3.- Detección e incorporación de los afilia­dos no ligados por relación laboral a la O.N.C.E., los llamados «sin actividad», extensión a los mismos de los servicios actualmente disponibles y diseño y aplicación de nuevos programas que cubran sus necesidades. Hasta ahora, la O.N.C.E. ha girado en torno a quienes son al mismo tiempo afiliados y trabajadores de la misma, los que tenemos un puesto de trabajo en la Entidad, los que tenemos ocasión de promoción profesional interna, etc. y eso creo que es una desviación de los objetivos que la O.N.C.E. tiene como tal.

Ese conjunto de personas que no son ni pensionistas ni empleados de Centros y Servicios, ni vendedores, nos debe preocupar y tenemos que procurar detectarlos y ligarl’os más a la situación de la O.N.C.E, a los servicios, a la vida asociativa de la Entidad. Los Delegados Territoriales, aunque comprendo que están total­mente agobiados y absorbidos por actividades de la gestión de la administración del cupón, tienen que plantearse ésto como un objetivo.

Por otro lado, es insuficiente el nivel de utilización de muchos de nuestros servicios; no tiene sentido que un servicio como el Libro Hablado, tenga 800 o 1.000 suscriptores por falta de información y, en muchas ocasiones, por falta de estímulo. No tiene sentido que tengamos unos niveles de utilización de nuestros servicios tan bajos.

VI.- ESTRUCTURA ORGANIZATIVA.

1.- Los principios a los que debe adaptarse esta estructura organizativa son: en primer lugar la unificación a nivel central y a nivel territorial. En segundo lugar, una tecnificación racional. Yo soy partidario de los técnicos, pero quizá por haber vivido la hipertrofia de la técnica en determinados Organismos, pienso que no debemos caer en el error de crear técnicos a barullo, porque a la larga los técnicos se hacen fuertes en sus parcelas y crean necesidades irreales: puede llegar un Organismo a un funcionamiento en el que unos técnicos trabajan para los técnicos de al lado, en el que la estructura se sirve a sí misma, en el que el 80% del trabajo de un determinado Organismo se destina, o muere en los circuitos internos.

Así pues, tecnificación sí, pero tecnificación racional. Debe quedar bien claro que las palabras precedentes se enmarcan dentro de una profunda convicción personal de que hacen falta muchos más técnicos, en todos los Organismos los hay, no sólo para los servicios sociales, sino para los servicios para los deficientes visuales, pero en la O.N.C.E. no existen ni tampoco para la gestión económica ni para la gestión de Personal. Se ha avanzado en este terreno, se ha iniciado ese proceso, pero creo que se debe avanzar más rápidamente, teniendo en cuenta esa prevención de la racionalidad con que debe abordarse la tecnificación.

*      – En cuanto a la Estructura Central, entiendo que habría de existir un área de servicios, que fueran servicios para deficientes visuales y en los que se incluyeran los aspectos -a título de ejemplo- de educación y formación profesional, rehabilitación de adultos, promoción profesional y empleo, atención a la tercera edad y servicios comunes, dentro de los cuales incluiría la acción concerta­da, la investigación, la documentación, los servicios culturales y promoción de actividades del ocio y la tiflotecnología. Creo que todos estos aspectos deberían estar orgánicamente ubicados en un mismo área a nivel de servicio y los demás en secciones, según el volumen o la importancia, con una dotación técnica, que no sea macro-organización, pero que sí tenga esa dotación el planteamiento global y unificado.

* En cuanto a la Estructura Territorial, hablo aquí de dotación básica y luego habría que aplicarlo gradualmente. Habría que crear:

a) Un responsable del área de servicios de Atención a Deficientes Visuales en cada Delegación Territo­rial Autonómica o la división que se haga; yo parto del principio de las autonomías, pero después quizá haya que introducir un elemento corrector interno; en todo caso digo Territorial Autonómica, refiriéndome a lo que queda a la estructuración Territorial que abordemos.

Las funciones que tendría ese responsable del área de servicios de detección a deficientes visuales en la Territorial correspondiente serían: la planificación y coordinación de todos los servicios de atención a deficien­tes visuales en cada Delegación Territorial, la canalización de los servicios centralizados hacia los deficientes visuales de la zona, es decir, aquellos servicios cultura­les, de documentación, de tiflotecnología, etc., que son centralizados por su propia esencia y que se presten en alguna medida medida descentralizada, que se canalicen a través de ese responsable a los afiliados de esa zona, pero no sólo en términos de esperar la petición de los afiliados, sino de ir a ellos y hacer rentable esos servicios mediante la utilización mayoritaria o masiva. Otra función sería la asunción directa o con la colaboración del Asistente Social, de las tareas en este área no desempeñadas por profesionales específicos o equipos de profesionales, en particular la promoción profesional y el empleo, fórmulas de acción concertada, la promoción de actividades de ocio y tiempo libre. Creo que para estos aspectos concretos no debe haber un técnico en cada Delegación Territorial, sino que deben ser asumidos por este responsable del Area.

  1. El Asistente Social, que actuará como elemento complementario de la labor del responsable del área de servicios de atención a deficientes visuales en cada Delegación Territorial Autonómica, así como el cumplimiento de las funciones habituales dentro de los equipos de atención educativa de rehabilitación de adultos. El Asisten­te Social sería uno más en el equipo multiprofesional, pero tendría una serie de funciones coordinadoras y normalizadoras un poco dependientes del responsable del Area, que no sería un directivo, sino un técnico que habría que reconvertir mediante unos procesos formativos.
  2. Equipo de atención educativa: bajo la coordinación técnica de los Colegios de la O.N.C.E. -esto es importante decirlo- que actuarán como Centros de recursos de investigación pedagógica, creación de material y actividades comunes. Los equipos de atención educativa incluirán, por parte de la O.N.C.E. básicamente: un profesor de Educación Especial para deficientes visuales y un Asistente Social. Igualmente, en aquellas zonas donde ello sea posible, se incluirá un Instructor de Movilidad para niños, y un especialista en material educativo para ciegos; todo ello sin perjuicio de las fórmulas concertadas que se convengan con otras Instituciones públicas o privadas en cada demarcación territorial.
  3. Equipo de rehabilitación de adultos, que comprendería al menos: un psicólogo, un terapeuta ocupacional que sea al mismo tiempo Instructor de Movilidad de ciegos adultos; a este Equipo se incorporarán el profesor de educación especial de deficientes visuales y el Asistente Social, en la medida que su concurso resulte posible. Estos equipos existirían al menos en siete Delegaciones Territo­riales y procurarían atender a las necesidades que en su ámbito presenten los afiliados de las zona en las que no existen equipos de rehabiltación de ciegos adultos. Esta atención ambulatoria lo será sin perjuicio de la atención intensiva del Centro de Rehabilitación de Ciegos Adultos de Sabadell y, en todo caso, complementará la atención prestada a los alumnos que acudan a dicho Centro o terminen el ciclo intensivo de Sabadell; a quien vaya allí se le tiene que hacer un seguimiento evidentemente, que ahora no existe o que es muy tenue, porque no tiene sentido tratar intensamen­te dos o tres meses a una persona y después olvidarse de él.

Esta es la estructura que yo me imagino que podría ponerse en marcha a nivel central y a nivel territorial y la dotación con que se podría cubrir. Esto supone un trabajo gradual de reconversión del personal, de formación, de orientación de medios técnicos, y de hacer pasar los servicios al plano que, a mi juicio, les corresponden.

VI.- Programas prioritarios en el Area de los Servicios para deficientes visuales que presta la O.N.C.E.

Me limito a subrayar lo que se ha recogido en el plan de actuación en cuanto a prioridades más urgentes. Estos programas son:

  1. I. Creación de un Comité Interinstitucional para la prevención de la ceguera, cuyos objetivos sean la eliminación de la deficiencia visual curable, la prevención de la ceguera evitable y la higiene ocular de todos los ciudadanos, preferentemente cumplidos a través de la red sanitaria general.
  2. II.  En educación, señalaría:
  3. La modernización de los Colegios, que supondría la reconversión de los mismos en centros educati­vos abiertos y núcleos para la elaboración de pautas técnicas y pedagógicas especializadas, centros de recursos, etc. y la coeducación en todos los Colegios de la O.N.C.E. mientras existan en la forma residencial actual.
  4. La puesta a punto, por mecanismos concer­tados, de una estructura de atención a los deficientes visuales en edad preescolar.
  5. La puesta a punto de una estructura de apoyo y recursos materiales y humanos suficientes para la incorporación, con garantías, de deficientes visuales a Centros Ordinarios.
  6. Diseño y aplicación de programas para la atención especializada a amblíopes y plurideficientes.
  7. Creación de una estructura de programas de formación profesional adecuada a la actual coyuntura del mercado de trabajo, que permita el aprovechamiento de las posibilidades de integración laboral del deficiente visual.

3.- Promoción profesional y empleo. En este área señalaría como programas prioritarios:

a)     La consolidación y ampliación cuantitativa de las opciones de integración profesional de deficientes visuales en la fisioterapia y en la telefonía.

b)     La apertura y la consolidación de la profesión de afinadores-reparadores de pianos y programado­res de ordenadores.

Tengo que decir que no podemos ser neutrales, ni mucho menos en la utilización de nuestro peso económico en el momento actual; al margen de exigir o reivindicar una normativa legal favorable de empleo, ya que las cosas a nivel de minusválidos no se consiguen porque tienen coste económico, la O.N.C.E., con su dinero, tiene que presionar para que se consiga la apertura, en el momento actual de las opciones que ya tenemos garantizadas, la preparación de programas de ordenadores. Es alentador ver los informes que hay sobre nuestros profesionales ya colocados, y entristecedor que, con nuestra vinculación en la Administración Pública, no hayamos conseguido mayores resultados en la colocación de profesionales.                                          _

c)     Preparación de los mecanismos adecuados para la incorporación profesional y aprovechamiento máximo del residuo visual de los afiliados con resto visual alto.

d)     Puesta en marcha de los mecanismos formativos y de apoyo financiero y técnico para la apertura de nuevos caminos profesionales: secretariado y profesores en Centros públicos de nivel medio.

e)     Reivindicación de una norma que asegure la posibilidad de competencia de los deficientes visuales en pruebas de acceso a los Cuerpos de los distintos Organismos de las Administraciones Públicas, en pie de igualdad con el resto de los ciudadanos, y establezca cupos de reserva preferencial para los deficientes visuales en determinadas actividades profesionales en el Sector Público.

4.- Rehabilitación de ciegos adultos:

a) Puesta a punto de una estructura de atención, en régimen ambulatorio, de los ciegos adultos recientes en determinadas Delegaciones Territoriales Autonó­micas, tendiendo a la cobertura completa de todas las Delegaciones.

b) Planteamiento de los mecanismos necesarios para intentar la reconversión profesional y la readaptación al puesto al puesto de trabajo ejercido con anterioridad al momento en que se contrajo la deficiencia visual.

5.- Atención a los deficientes visuales de la Tercera Edad:

  1. I.     Puesta en marcha de experiencias de microresidencias para deficientes visuales pertenecientes a la Tercera Edad.
  2. II.   Apoyo a la creación y actividades de los Clubs de la Tercera Edad.

III. Apoyo para la inserción de afiliados pertenecientes a la Tercera Edad en residencias ordinarias.

6.- Aspectos comunes:

a)     Puesta en marcha de un servicio de documentación que permita la recogida y diseminación de la información relativa a servicios para deficientes visuales en otros países.

b)     Aplicación a programas de investigación sobre tiflotecnología u otras cuestiones relativas a la atención de las diferentes problemáticas asistenciales de los deficientes visuales.

c)     Ampliación de los mecanismos de creación, recogida y distribución de instrumentos técnicos que faciliten el desenvolvimiento profesional y en la vida diaria de los deficientes visuales.

d)     Establecimiento de mecanismos de acción concertada con otros Organismos de las Administraciones Públicas, para la cobertura de necesidades no atendidas en el área de los servicios para deficientes visuales y para la puesta en marcha de experiencias o programas piloto.

e)     Renovación tecnológica, replanteamiento y extensión de los servicios culturales y establecimiento de un marco que promueva y fomente la actividad cultural y profesional de los deficientes visuales afiliados, tanto a nivel individual como colectivo.

VII.- Conclusiones Finales:

Mediante la puesta a punto de una nueva estructura organizativa tecnificada, el diseño de una política global de servicios de atención a deficientes visuales, la concertación de la ampliación de los mismos con otros Organismos de las Administraciones Públicas, en última instancia, perseguimos:

  1. Aislar y garantizar el ámbito de la prestación de servicios a deficientes visuales de la actividad empresarial de la administración de nuestro Cupón Pro-Ciegos, de la actividad reivindicativa en defensa de los intereses de los deficientes visuales y de la Entidad, de la gestión de los problemas inherentes a la plantilla del personal de la O.N.C.E.
  2. Definir con precisión las necesidades de todos los afiliados y de sus diferentes problemáticas asistenciales, incluidos los actualmente llamados «afiliados sin actividad», y elaborar programas que respondan a dichas necesidades, bien con medios propios, bien con medios concertados con otras Instituciones de las Administraciones Públicas.
  3. Poner a punto una oferta de servicios para deficientes visuales globalizada, coherente con los criterios asistenciales vigentes en nuestro país, que haga de la O.N.C.E. un instrumento para la emancipación y la plena integración de los deficientes visuales en la sociedad.

Considero que, si con un presupuesto de 45.000 millones de pesetas, se dedican en el presente año 1.600 ó 1.800 millones de pesetas, con el nivel de venta que puede alcanzarse este año, que no voy a estimar ahora, debe, esta dedicación a Servicios, no sólo incrementarse en términos porcentuales, sino crecer sustancialmente. De que hagamos eso, y que no sólo sea una decisión económica, sino también una responsabilidad diaria de todos los Delegados Territoriales y profesionales en general, o no lo hagamos, dependerá la estabilidad y la continuidad de nuestro cupón en la forma actual y, lo que es igual, de la O.N.C.E. en su conjunto. Todo lo demás es miopía, y miopía progresiva.

Madrid, marzo de 1984